domingo, 16 de julio de 2017

El Lazareto del Mariel, acogió a decenas de enfermos de lepra ante que se construyera el actual santuario de San Lázaro, cabe destacar que la junta de patronos o benefactores adquirió el palacio Rubens, pero ante la imposibilidad de pagar el crédito que le hiciera en banco, el estado confiscó pagando el total de su valor, destinando este edifico a la Academia Naval de La República de Cuba.


HOSPITAL SAN LÁZARO.

Desde 1684 un vecino de La Habana, Pedro Alegre, que se dice tenía un hijo atacado de lepra, al dejar el mundo para hacerse sacerdote legó sus bienes, consistentes en la estancia Los Pontones —donde hoy se encuentra la Calzada de la Infanta, o Avenida Menocal y cerca del puente Villarín, lugar entonces lejano de la Ciudad—, donde había edificado una ermita, varias casas y bohíos, para fundar un asilo-hospital destinado a los enfermos de ese mal con la condición de que una de las casas se reservará para su hijo; pero aunque se recogieron otros donativos a ese fin, la obra no se comenzó hasta 1744, por el especial interés del capitán general Marqués de Casa Torres, en terrenos cedidos por un doctor de apellido Tenaza, frente a la antigua Caleta de Juan Guillen (hoy parte del Parque Maceo), donde dice Pezuela,
«la brisa marítima aparta de la atmósfera de la Capital los miasmas de esa dolencia contagiosa».
El Hospital daba sobre la calle actual de Marina hallándose próximo al Cementerio de Espada, y dio nombre a aquella caleta y a la calle que hasta ella conducía. ( No quedó finalmente terminado y convertido en verdadero hospital hasta 1861, gracias a los desvelos del sacerdote Pedro Gómez Marañón, porque en 1860, un incendio había destruido los pabellones construidos en el siglo XVIII. Estaba a cargo de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paul. En 1890 se creó su Junta de Patronos, y en el siglo XX tuvo uno de sus mejores administradores en el general Manuel Alfonso. Pero ya el crecimiento de la población, cuyas viviendas ya casi lo cercaban, hizo imperiosa su desaparición: fue, por lo tanto, demolido en 1916, y devorados por el fuego sus escombros. Los enfermos fueron trasladados provisionalmente a los locales que se habían preparado para lazaretos en El Mariel al nuevo Hospital de San Lázaro en el vecino pueblo de Rincón, donde se encuentran infinitamente mejor alojados en un vastísimo terreno con numerosos pabellones, jardines,
pequeñas calles, casas para matrimonios, etc., y sobre todo buen tratamiento médico. Uno de, sus buenos administradores fue el Dr. Benjamín Primelles. Es curioso el hecho de que, según los datos existentes, aproximadamente en el lugar donde se hallaban los terrenos donados por Pedro Alegre, con la casa para su hijo enfermo, se levantó muchísimo después el Hospital Las Animas, para enfermedades infecciosas.

Fuente: Apuntes Históricos de la Habana,  EMILIO ROIG DE LEUCHSERING
Historiador de la Ciudad de La Habana. Tomo III. Publicados en su Segunda edición en  1963.

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